11 jul 2012

Prefacio Por Lyndon H. LaRouche, Jr.


El autor es el principal ejecutivo de un semanario noticioso internacional especializado, Executive Inteligence Review, cuyo pronóstico trimestral de la economía de los Estados Unidos ha sido el más preciso en la historia de la economía. 

El primer escrito de economía que se conoce es el libro judeocristiano del Génesis. En él se le informa al hombre qué no habrá de sustentarse por ningún otro medio que su trabajo diario. Se le instruye, además, a ser fructífero, a multiplicar la población humana, a llenar la tierra y a ejercer dominio sobre todas las creaturas y objetos de la naturaleza. Excelentes recomendaciones: ninguna sociedad que las rechace podrá durar mucho tiempo. 

La ciencia económica apareció más recientemente. El primer científico de la economía, en el sentido moderno, estricto, de la ciencia, fue Gottfried Leibniz, también el primero en elaborar el cálculo diferencial, amén de muchas otras ramas de la ciencia moderna, más de las que serían capaces de recordar por su nombre la mayoría de los graduados universitarios de nuestros días. La idea de elaborar una ciencia económica no comenzó con Leibniz; los trabajos de Leonardo da Vinci en teoría de diseño de maquinará, así como otros ejemplos, ponen de manifiesto que el esfuerzo por elaborar una ciencia económica había avanzado ya considerablemente para fines del siglo XV. Para comienzos del XVII, los esfuerzos en ese sentido se conocían comúnmente como cameralismo

De hecho, hasta comienzos del siglo XIX algunas universidades alemanas enseñaban aún un programa cameralista que incluía los principios científico-económicos de Leibniz; en ese programa se daba la economía de Leibniz bajo el título de economía física. 

Leibniz comenzó a elaborar la ciencia económica con un ensayo suyo, publicado en 1671, titulado Sociedad y economía, y dedicado al tema de los costos y salarios indispensables al trabajo productivo. Continúa su trabajo con un estudio cuidadoso de los principios de la maquinaria movida por calor; de ese trabajo elaboró Leibniz los términos trabajo y potencia, tal como los heredó de él la ciencia física. En el mismo contexto, Leibniz definió el significado del término, que se vino a traducir al francés como polytechnique. 

En el siglo XVIII era muy fuerte la influencia de la ciencia económica de Leibniz en muchas partes de Europa, y se extendió a los círculos americanos qué colaboraban con Benjamín Franklin. Leibniz, en calidad de consejero de Pedro el Grande, crea un programa completo para desarrollar las minas e industrias de Rusia; hasta que se abandonó ese programa, a finales del siglo XVIII, la producción industrial rusa excedía la de Gran Bretaña. La mayoría de los grandes científicos alemanes, hasta entrado el siglo XIX, se formaron en universidades y escuelas técnicas que empleaban el programa de Leibniz. En Francia, la ciencia de Leibniz se adoptó en medios vinculados a la orden oratoria de enseñanza, y fue el cimiento de la Ecole Polytechnique francesa, fundada en 1794, bajo la dirección de Lazare Carnot, quien colaborara anteriormente con Franklin. Y así sucesivamente. 

Entre 1791 y 1830, aproximadamente, la ciencia económica de Leibniz se llegó a conocer en el mundo como Sistema Americano de economía política, nombre acuñado en 1791 por Alexander Hamilton, secretario de Hacienda de los Estados Unidos, en su Informe sobre el tema de las manufacturas, dirigido al Congreso de los Estados Unidos. Tras la Guerra de 1812, los allegados de Lazare Carnot y del Marqués de Lafayette colaboraron íntimamente con destacados grupos estadounidenses, especialmente por intermedio de la sociedad militar francmasónica que dirigía en Europa el Marqués de Lafayette, la Sociedad de los Cincinatos. Mathew Carey, un editor filadelfino

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