2 jun 2016

Repensar la pobreza / Abhijit V. Banerjee & Esther Duflo


¿Cómo se vive con menos de un dólar al día? ¿Por qué los microcréditos resultan útiles pero no son el milagro que algunos esperaban? ¿Por qué los pobres dejan pasar las campañas de vacunación gratuita pero pagan por medicinas que a menudo no necesitan? ¿Por qué sus hijos pueden ir a la escuela año tras año y no aprender nada? ¿Por qué no siempre invierten en obtener más calorías, sino calorías que saben mejor?

El principal problema al enfrentarse a la pobreza radica en que hasta ahora no se ha considerado a los propios pobres como una fuente de información válida y efectiva a la hora de definir los problemas y las soluciones en la desigualdad global.

Las primeras reacciones contra la pobreza han sido siempre de generosidad. La esperanza se pierde rápido ya que se tiende a hacer preguntas demasiado grandilocuentes que no tienen respuestas claras y operativas que permitan un trabajo humanitario con sentido. No se cuestionan los remedios contra la malaria, sino las causas absolutas de la desigualdad y la pobreza.

La pobreza no es sólo la falta de dinero, es también la incapacidad para desarrollar el potencial de una persona como ser humano. El hambre y la miseria, además de deshumanizar, son dos de las verdaderas trampas de la pobreza: los pobres que no puedan permitirse una nutrición suficiente serán menos productivos y esto, a su vez, les mantendrá en las mismas condiciones de una manera casi crónica.
 

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