19 feb 2014

Proceso a Jesús / José María Ribas Alba


¿Fueron justos los procesos que soportó Jesús? ¿Fue legítima la intervención judicial de las autoridades judías y del prefecto romano Poncio Pilato? Según la ley y el derecho de la época " a Jesucristo no lo crucificaron los judíos ni los romanos, sino la Ley y el Derecho". Los procesos a Jesús deben ser considerados acordes con las normas y la mentalidad de la época. El predicaba un mensaje que representaba una heterodoxia radical.
Los acontecimientos políticos, religiosos y jurídicos materializaron el rechazo de la sociedad de su tiempo al nuevo Mesías y las claves fundamentales por las que se le procesó, fueron determinadas por la situación política de Palestina y el roce obligado entre la radicalidad de su doctrina y las autoridades judías, representantes de un régimen teocrático. Su mensaje termino chocando también con la autoridad romana provincial, dado que la ideología imperial reservaba al propio emperador el monopolio universal de la mediación entre los hombres y los dioses. La filiación divina de Jesús suponía un socavamiento de la autoridad del emperador.

El delito de blasfemia judío y el de lesa majestad romano tienen muchos puntos de contacto: en ambos casos se trata de delitos político-religiosos y no cabe hablar, por tanto, de un proceso religioso, el judío, y de otro político, el romano. En el proceso existieron trámites procesales anteriores al momento de la detención en Getsemaní y, en todo caso, "el final terrenal de Jesús fue el resultado de un verdadero proceso según el derecho penal y procesal de la época".
 

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