Martin Rees; en su libro, Apenas Seis Números, hace una lista de seis constantes, que se cree que se mantienen en todo el universo. Cada uno de esos seis números está finamente sintonizado en el sentido de que, si fuese ligeramente diferente, el universo sería totalmente diferente y presumiblemente inamistoso hacia la vida.*
Un ejemplo de los seis números de Rees, es la magnitud de la llamada “fuerza intensa”; la fuerza que mantiene unidos a los componentes del núcleo del átomo: tenemos que sobreponernos a esta fuerza nuclear cuando “dividimos” al átomo. Es medida como E, la proporción de la masa de un núcleo de hidrógeno que es convertida en energía cuando el hidrógeno se fusiona para formar helio. El valor de este número en nuestro universo es 0,007, y luce como si tenía que estar cerca de este valor para que cualquier química (que es un prerrequisito para la vida) pudiese existir. La química; como la conocemos, consiste de la combinación y recombinación de más o menos noventa elementos de la tabla periódica que ocurren naturalmente. El hidrógeno es el más simple y el más común de todos los elementos.
Todos los demás elementos que existen en el universo están hechos esencialmente de hidrógeno mediante la fusión nuclear. La fusión nuclear es un proceso difícil que ocurre en las condiciones intensamente calientes del interior de las estrellas (y en las bombas de hidrógeno). Estrellas relativamente pequeñas; como nuestro sol, sólo pueden fabricar elementos livianos como helio; el segundo más liviano en la tabla periódica después del hidrógeno.
Son necesarias estrellas más grandes y más calientes para desarrollar las altas temperaturas necesarias para forjar a la mayoría de los elementos más pesados; en una cascada de procesos de fusión nuclear, cuyos detalles fueron descifrados por Fred Hoyle y dos colegas (una hazaña por la cual; misteriosamente, a Hoyle no se le permitió compartir el Premio Nóbel recibido por los otros)
Estas grandes estrellas pueden explotar como supernovas, regando sus materiales; incluyendo a los elementos de la tabla periódica, en nubes de polvo. Estas nubes de polvo eventualmente se condensan para formar nuevas estrellas y planetas, incluyendo al nuestro. Esto es porqué la Tierra es rica en elementos por encima y más allá del ubicuo hidrógeno: elementos sin los cuales, la química y la vida, serían imposibles.
El punto relevante aquí es que el valor de la fuerza intensa determina crucialmente cuán lejos; hacia arriba en la tabla periódica, puede ir la cascada de fusión nuclear. Si la fuerza fuerte fuese demasiado pequeña; digamos, 0,006 en vez de 0.007, el universo no contendría más nada, sino puro hidrógeno, y ninguna química interesante podría ocurrir. Si fuese demasiado grande; digamos 0,008, todo el hidrógeno se hubiese fusionado para formar elementos más pesados. Una química sin hidrógeno no podría generar vida como la conocemos. Por decir solo una cosa; no existiría el agua. El valor Goldilocks—0,007—es exactamente correcto para producir la riqueza de elementos que necesitamos para una interesante química capaz de soportar a la vida.
No iré a través del resto de los seis números de Rees. El punto final para cada uno de ellos es el mismo. El número actual se sienta en una banda de valores Goldilocks, fuera de la cual la vida no hubiese sido posible. ¿Cómo respondemos a esto?
Richard Dawkins en El Principio Antrópico: Versión Cosmológica / El Espejismo de Dios
* Digo “presumiblemente”, en parte porque nosotros no conocemos cómo podrían ser diferentes formas de vida extraterrestre; y en parte porque es posible que cometeríamos un error si consideramos sólo las consecuencias de cambiar una constante a la vez. ¿Podrían existir otras combinaciones de seis números que resulten ser también amigables a la vida, en formas que nosotros no descubriríamos si las consideramos una a la vez? De todas maneras, Debo proceder, por simplicidad, como si realmente nosotros tuviésemos un gran problema para explicar la aparente fina entonación de las constantes fundamentales.